Los manantiales naturales en
Las Fuentes
De Cadereyta
Cadereyta de Montes, Qro.- La Villa de San Nicolás de Tolentino, ahora Cadereyta de Montes, se fundó el 29 de junio de 1640 y no pasó mucho tiempo para que sus pobladores resintieran la escasez de agua que comenzaban a padecer en cuanto fue creciendo el número de personas; entre los gobernantes, pueblo y especialistas en la materia, se pusieron a pensar en cómo iban a dar solución al problema, por lo que se comenzó a trabajar para remediar este mal que comenzaba a aquejar a los habitantes de tan próspero territorio.
Se caviló en la construcción de unos aljibes para almacenar el agua pluvial y utilizarla para los servicios básicos, así como la captación y almacenamiento de agua de manantiales para consumo humano, una mega construcción para la época en las que se edificaron Las Fuentes y el Pilancón, que dotaron de agua a Cadereyta hasta el año de 1956, que fue el año que se implementó el sistema de agua potable y fue el único sitio para obtener el vital líquido en esta población, utilizando el método de succión y conducción por tuberías de barro y mamposteo.
Aunado a la carestía del vital líquido, se sumaba la falta de recursos para construirlas, por lo que viendo lo imperioso que resultaba tener ese método de almacenamiento, se consiguieron algunos benefactores, que gracias a su aportación económica, se pudo contar con tan noble obra; algunos de ellos fueron Francisco Barbero y Valdés, José Solórzano y los mineros José Antonio y Diego María Cantú.
Estas construcciones, que a la fecha se conservan en buen estado gracias a la intervención de los gobernantes que se han preocupado por darles mantenimiento, a pesar de que algunos pobladores no tienen conciencia ecológica ni de limpieza y se ponen a arrojar diferente tipo de basura, ocasionando con esto, aparte del mal aspecto, que peligre la vida de los peces que hay sembrados en algunas de estas fuentes y que sirven para sustento de algunas familias .
Se dice que la primera en construirse fue la llamada fuente del Pinito, la cual contiene agua de manantial y pluvial (es la posteriormente se construye la del Carrizal y finalmente la pila central, a la cual se le denomina la fuente de San Juan Bautista (es la que está frente a la entrada del parque infantil “Las Fuentes”).
El ingenio de los diseñadores de esta importante obra, se reconoce hasta la fecha, ya que se pensó en cada detalle para que la captación de agua fuera efectiva, iniciando desde la corriente que baja por todo el arroyo (calle Revolución), que al llegar al puente que se encuentra ubicado en la calle posterior de la casa de donde vivió Don Guillermo Prieto, en donde se encuentran unas compuertas, una de ellas conduce el agua directamente a las fuentes, las cuales están conectadas por medio de un canal surtidor, a excepción de la de San Antonio porque es manantial; por lo que cuando está llena El Carrizal, el agua se pasa a la de San Juan Bautista, de ésta, se pasa a la grande, que a su vez, le pasa agua al Pinito cuando no se alcanza a llenar del manantial.
Con la construcción adicional de El Pilancón (pila construida sobre pilares, que servía como acueducto para evitar que la gente se trasladara hasta este Barrio por su agua, el cual funcionaba por la técnica de conducción por una tubería de barro que desembocaba hasta una fuente que se encontraba a un costado del quiosco del jardín principal, en donde acudían las personas para acarrear el agua a sus domicilios) se terminó de construir en 1888 y un buen número de personas mantenían sus hogares desempeñándose como aguadores.
De igual forma, cuando escaseaba el agua para beber de las fuentes de manantiales, los alemanes de la Quinta Fernando Schmoll abrían sus puertas para que la gente que quisiera, sacara agua de los pozos de agua de manantial que hay dentro de los viveros.
Tan impresionantes e importantes fueron estas construcciones, que el mismo Guillermo Prieto las menciona en el libro “Viajes de Orden Suprema” que escribió mientras estuvo desterrado de México, en donde también menciona su amistad con Don José Solórzano, quien como ya dijimos, fue un importante colaborador para la construcción de estos aljibes
La última fuente en construirse, y que se le conoce como Fuente Nueva, aunque en realidad es a la que nunca le han dado mantenimiento y se encuentra más deteriorada, es la que se encuentra en la calle Revolución, entre Zaragoza y 20 de Noviembre, que se llena con el agua que baja del Barrio de San Diego.
De esta última se han contado historias, pero todas bajo una misma similitud, cosas que les han pasado a varios transeúntes, específicamente del sexo masculino, los cuales se atrevieron en su momento a pasar a altas horas de la noche, y por lo menos, se sabe de una persona que falleció por el susto que recibió en ese lugar.
Esta persona que residía en el Barrio de Pueblo Nuevo, después de su experiencia vivida en ese lugar, todavía sobrevivió escasamente una semana y pudo contarle a su familia que era lo que le había sucedido.
Comentó que tomaba como atajo ese camino para llegar a su domicilio, pero una noche por estar en la plática con los amigos, se le hizo especialmente tarde, por lo que después de despedirse de ellos, tomó camino a su casa absorto en sus pensamientos, pero al desembocar por la calle 20 de noviembre y posar sus ojos en la fuente, pudo observar a una mujer que sentada en la orilla de la fuente, peinaba con sus dedos el largo y sedoso cabello azabache que llegaba a su bien definida cintura que dejaba ver su entallado atuendo de color púrpura, ¡ni hablar de las sinuosas curvas de tan esbelta aparición!, que a decir verdad, a cualquier hombre llamaría la atención
Tarareando una canción con voz melodiosa y dulce, y aún sentada en lo que parecería el lugar más inapropiado para una escultura como esa, se movía delicadamente atrayendo al curioso, que como hipnotizado sin saber si era por la belleza del cuerpo o de la voz, se aproximó hasta que la tuvo tan cerca que casi la podía tocar, pero al momento en que le preguntó quién era y que qué hacía en ese lugar peligroso, ya que por encontrarse en la orilla de la fuente, podía caer con consecuencias fatales, ella volvió por primera vez su rostro hacia el gentil hombre para clavar en él sus enormes ojos de fuego, dejando ver su piel descascarada y putrefacta, hablándole con una voz llena de odio y rencor, le dijo que aún esperaba que alguien se arriesgara a meterse a la fuente para salvarla, ya que hacía muchos años había caído ahí y que nadie había querido arriesgarse para ayudarla, por lo que quería obligar al noctámbulo a que se metiera para sacar su cadáver.
Sin salir todavía de su espanto, este hombre comenzó a correr, pero la risa estridente y enloquecedora de aquella mujer, lo persiguió hasta el día que falleció, en sus últimos y delirantes días, no hacía más que hablar de tan terrible aparición, hasta que su postrero aliento se fue.
Se sabe de más personas de edad un poco avanzada que pasaron por lo mismo y que sobrevivieron, uno de ellos aún vive alejado de la civilización un tanto trastornado desde el día en que vio la aparición, la pregunta es que si esta mujer ya no se ve, ¿acaso habrá convencido a alguien de arrojarse al fondo de la fuente para sacar su cadáver o para hacerle compañía? ¿O todavía en las noches oscuras aguarda a algún valiente esperando que le haga el favor?
Si quieres conocer más de Querétaro has CLIC AQUÍ