Crónica del Programa 34: Noches de Miedo
Una noche envuelta en neblina, pasos agitados y susurros del pasado fue lo que marcó el inicio del programa 34 de Noches de Miedo. En esta ocasión, el equipo se aventuró hasta la antigua Hacienda de Ajuchitlán, en el municipio de Colón, Querétaro, acompañados por jóvenes valientes y locales curiosos que se sumaron al recorrido.
Desde el primer momento, la energía del lugar se hizo notar. Rodeados de estructuras coloniales cubiertas por la noche, comenzaron a recorrer pasillos y explanadas mientras se relataban las primeras historias. Entre sombras, nació la leyenda más temida de la región: La Taconuda, una joven hacendada que se enamoró de un peón, desafiando las reglas sociales de la época. El castigo fue brutal: él, azotado y asesinado; ella, emparedada viva. Hoy su espíritu se manifiesta a través de sus tacones resonando por los corredores.
El ambiente se intensificó con relatos de testigos que afirmaban haber visto rostros en los cristales, figuras moviéndose por las habitaciones, y sombras de los generales revolucionarios que celebraban fiestas macabras en la hacienda.
La expedición continuó hacia el bordo, el lago artificial de la región, donde surgió una nueva historia: el Chan del agua, una criatura mitológica que regula los flujos del manantial, y que fue traída de vuelta para devolver la vida al pueblo. Se dice que aún se oculta en las profundidades, vigilando que el agua no se seque.
En el ascenso al cerro, los exploradores enfrentaron caminos oscuros, telarañas y una vibra pesada, hasta llegar a la Capilla de la Divina Infantita, un pequeño oratorio custodiado por dos palmeras gigantes. Según los locales, esta imagen se colocó para proteger al pueblo de brujas que bajaban por las noches a bañarse en las piletas. Se cuentan múltiples apariciones, entre ellas una mujer blanca sin rostro que emerge del agua.
La noche culminó con uno de los relatos más oscuros: una mujer que enloqueció y arrojó a sus hijos recién nacidos a una antigua noria. Su alma —y las de sus hijos— aún rondan el lugar. También se mencionaron rituales oscuros practicados por sectas en medio de la noche, vistas por quienes transitaban la carretera.
Ya cerca de las 12, y con los nervios a flor de piel, el equipo concluyó su recorrido entre árboles centenarios y fuentes naturales, agradeciendo a la audiencia por acompañarlos en este viaje al pasado, al misterio y a lo inexplicable.