Las historias y leyendas en torno a los objetos inanimados son más comunes de lo que parece, pero pocas veces nos damos cuenta de lo que atrás de ellas se esconde. Tal es el caso de una muñeca que, tras ser parte de una experiencia paranormal fue blanco de los demonios, que se apoderaron de ella para atormentar a sus dueños.
A principios de los años 70 era muy popular un juego de mesa que se vendía en los estantes de las tiendas departamentales, se llamaba la Güija y se aseguraba que con ella se podía tener comunicación con los espíritus o los muertos. Originalmente esta tabla fue concebida en el siglo XIX, cuando el espiritismo estaba de moda. La güija era aparentemente una conexión con los entes del más allá, con los que se podía dialogar entre un mundo y otro. También fue usada para actos de hechicería y como medio de comunicación directa con los demonios del infierno.
Este objeto era distribuido por sus comercializadores como juego de mesa para entretener lo mismo a jóvenes que a adultos; a través de los movimientos con su puntero sobre una base con letras y símbolos se obtenían respuestas a preguntas expresadas directamente a los espíritus. La güija es una tabla hecha de cualquier material, puede ser madera, plástico o cartón; tiene el abecedario marcado en forma semicircular; en un costado, está la palabra “Sí” y al lado contrario la palabra “No”, en la parte de arriba la palabra “Hola” y en la de abajo, la palabra “Adiós”.
Este “juego” no siempre llega a un final trágico, como desgraciadamente es el caso de esta historia, que ocurrió en la delegación Villa Progreso, municipio de Ezequiel Montes, Querétaro; en el que un grupo de jovencitas se atrevieron a utilizar este artefacto, que las dejó marcadas para toda su vida. El uso de la güija fue el origen de esta tragedia, que metió en un serio problema a las familias de las jovencitas: María, Juana, Lulú y Patricia, estudiantes del tercer año de secundaria.
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