Bernal, Qro.-Una grave denuncia ha llegado a nuestra redacción por parte de una de nuestras seguidoras, propietaria del Hotel Blanquita, ubicado en el Pueblo Mágico de Bernal, en el municipio de Ezequiel Montes. El señalamiento apunta directamente al inspector Isaac Mejía, funcionario público de la presidencia municipal, quien habría incurrido en un comportamiento autoritario y totalmente fuera de lugar.
De acuerdo con el testimonio de los dueños del hotel, el inspector Mejía se presentó en las instalaciones y, sin mediar razones claras ni apertura al diálogo, amenazó con clausurar el establecimiento. La causa: un supuesto problema personal con el encargado del hotel. «Si despiden al encargado, no clausuro», habría dicho textualmente, dejando ver un uso discrecional y caprichoso de sus facultades como autoridad.
Pero la situación no quedó ahí. El personal del hotel intentó establecer comunicación para aclarar los hechos y presentar documentación en regla, sin embargo, solo recibieron como respuesta la negativa rotunda del inspector: “No quiero hablar con nadie, solo voy a clausurar”. Esto, pese a que había un evento turístico en curso con hospedaje contratado por cuatro noches, y la afectación alcanzó a visitantes nacionales e internacionales, incluyendo adultos mayores y profesionales del turismo que habían venido a promover el destino.
La indignación crece aún más al conocer que, mientras se ordenaba el cierre del hotel Blanquita, se canalizaba a los turistas hacia hospedajes vinculados a personas cercanas a la administración municipal. ¿Casualidad o conflicto de intereses?
Los dueños del hotel cuentan con pruebas contundentes: grabaciones de cámaras de seguridad que muestran la manera respetuosa en la que se atendió al inspector, y también el video que desmiente las versiones del personal de inspección, quienes habrían mentido al presidente municipal asegurando haber sido maltratados y bloqueados en el ingreso.
Y como si todo esto no fuera ya indignante, una fotografía del propio inspector Isaac Mejía posando dentro del hotel, presuntamente para sus redes sociales, pone en evidencia el nivel de cinismo y doble moral con el que se maneja.
Este tipo de acciones son un duro golpe al turismo, al comercio local y a la reputación de un pueblo que vive gracias a sus visitantes. Atropellar negocios legalmente establecidos, correr a fotógrafos profesionales y clausurar sin sustento ni diálogo, no solo es un atentado al sector turístico, es un reflejo de lo que está mal en nuestras instituciones.
¿Hasta cuándo se permitirá que el poder se ejerza con soberbia y sin transparencia? Bernal merece autoridades que trabajen en favor de su comunidad, no contra ella.
