Pinal de Amoles, Qro.- La sierra gorda queretana está llena de espectaculares paisajes e impresionantes rincones que evocan épocas pasadas, tal es el caso del municipio de Pinal de Amoles, que en su cabecera aún se guarda el sabor antiguo en el que la modernidad no ha podido penetrar en su totalidad.
Ahí, sus calles y callejuelas se encuentran llenas de fachadas en las que el tiempo se ha quedado congelado, evocando una época en el que la minería era parte del trabajo cotidiano de este lugar.
Miles de historias se han entretejido en lugares como estos, y que hoy nos permiten encontrar un espacio de reflexión y contemplación, como marco ideal para fotógrafos y escritores, o escenas e películas de nuestras épocas porfirianas o posrevolucionarias.
La última vez que estuvimos ahí, pudimos apreciar muchas de sus tiendas en las que en tiempos pasados se les conocía como tiendas de raya o verdaderas misceláneas donde lo mismo encontrabas un alfiler que una herramienta para trabajar.
A finales del siglo XIX y principios del XX, las tiendas de raya era un establecimiento que otorgaban ‘crédito’ a sus clientes para el abasto de diversos productos, estas eran relacionadas directamente con fábricas o haciendas y donde los obreros o campesinos eran obligados a realizar sus compras en estos lugares como mecanismo para distribuir los recursos de las haciendas, que eran propiedad de los patrones que expendían comestibles, aguardiente, ropa y calzado de mediana calidad, con lo que “rayaban” a sus empleados.
En México se conocieron como tiendas de raya, pues la gran mayoría de los trabajadores eran analfabetos y en el libro de registro de pago de nómina ponían una raya en lugar de su firma, según apuntan diversos historiadores.
Tal es el caso de la minería en esta región de nuestro estado. Para algunos escritores como Friedrich Katz “la tienda de raya no [eran] un simple abuso de los hacendados; sino una necesidad económica del sistema”, porque como parte del sistema capitalista, para que exista un ‘desarrollo’ económico, alguien tenía que padecer las consecuencias y evidentemente ese alguien siempre es el pueblo.
Generalmente en estos lugares se hacía el ‘pago’ a los trabajadores mediante vales (o “monedas” acuñadas por la fábrica o hacienda) que sólo se podían canjear en la tienda de raya del patrón, donde los campesinos adquirían estos productos.
Según la historia sobre estas tiendas de raya, la forma de pago era muy bajo a cambio de exhaustivas jornadas de trabajo. Pero como los trabajadores no tenían alternativa, ya que vivían bajo condiciones miserables, y como no les alcanzaba para pagar los productos que permitieran su propia subsistencia y la de su familia, se veían obligados a comprar a crédito con un alto interés convirtiéndose en eternos deudores.
Como consecuencia, el trabajador no podía cambiarse de hacienda o fábrica sin antes saldar la deuda, y si llegaba a escapar era perseguido como delincuente para llevarlo de regreso.
Otra táctica de estos explotadores, era que los patrones embriagaran a los trabajadores hasta gastar todo su dinero en estos lugares, entonces los productos básicos eran vendidos a crédito. Así era como los hacendados retenían a los campesinos en las fincas, y con los precios abusivos de la tienda los hacían adquirir una deuda que terminaba esclavizándolos pero el problema no se acababa con ellos, ya que muchas veces las deudas se heredaban.
Después de estas épocas de explotación irracional, vinieron las llamadas misceláneas, en la que generalmente se vendían productos de todo tipo y los días de plaza en el que llegaba gente de las comunidades circunvecinas, a dotarse de toda clase de productos para el día a día en sus hogares.
En la actualidad aún se conservan las antiguas estanterías en donde se acomodaban estos productos, todas hechas de firmes tablones de madera que han resistido el pasar del tiempo.
Una ‘vinateria’ que se encuentra en la calle principal, aún conserva sus puertas de bandera de lo que fuera una de esas cantina tradicionales.
Afortunadamente en la cabecera municipal de Pinal de Amoles sigue realizando toda clase de comercio, aunque no con la efectividad de municipios como el de Jalpan de Serra en el corazón de la Sierra, pero sigue siendo un hermoso lugar para pasar un magnífico fin de semana.
Aquí se encuentra El pueblo de Pinal de Amoles, aventúrate a llegar ahí
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