Fallece hombre en situación de calle a las afueras de una tienda en San Juan del Río
En la salida hacia Tequisquiapan, sobre la transitada avenida Central, la rutina de un día cualquiera se rompió con el eco sordo de la tragedia. Afuera de una tienda Oxxo, ubicada en una gasolinera, yace la historia inconclusa de un hombre que solía estar allí, día tras día, abriendo la puerta a los clientes, buscando una moneda, un gesto, una mirada amable.
Hoy, ya no está.
Tenía entre 30 y 35 años, dicen algunos. Nadie sabe con certeza su nombre, pero muchos lo reconocían. Era parte del paisaje cotidiano de quienes pasaban por la zona. Un rostro invisible, como tantos que habitan las orillas del olvido, entre la necesidad y la esperanza.
El llamado al 9-1-1 activó la movilización. Elementos de Protección Civil llegaron para verificar el estado de salud del hombre que yacía inmóvil, pero ya no había nada por hacer. Su vida se había apagado, en silencio, frente a una tienda que fue su último refugio.
La Secretaría de Seguridad Pública Municipal de San Juan del Río acordonó el área, mientras se esperaba la llegada del Servicio Médico Forense. El protocolo siguió su curso, frío, necesario. Lo que sigue es incierto: quizás su cuerpo termine en la fosa común, sin nombre, sin una despedida.
La escena deja un nudo en la garganta. No sólo por la muerte, sino por la indiferencia que muchas veces acompaña a estas vidas invisibles. Porque más allá del reporte oficial, hay una historia de abandono, una historia que nadie contó… hasta hoy.
Hoy, esa puerta no se abrió. Hoy, alguien se fue y casi nadie lo notó. Pero su ausencia pesa. Y debería doler.

