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Querétaro, ese oasis de paz que presume de ser un remanso de tranquilidad, acaba de recibir una bofetada de realidad: 648 kilos de cocaína, un arsenal digno de película y la confirmación de que, sí, aquí también pasa algo. El reciente operativo federal que resultó en decomisos históricos en los municipios de Cadereyta de Montes, Ezequiel Montes y la capital del estado, Querétaro, debería ser un llamado de atención para todos, especialmente para las autoridades locales que parecen haber adoptado la filosofía del “ojos que no ven, corazón que no siente”.
El Crimen Organizado Toma Su Lugar en la Región
Es impresionante —y preocupante— que la operación que destapó este polvorín haya sido encabezada por el Ejército Mexicano, la Guardia Nacional y las fiscalías federal y estatal. Sí, esas instituciones que operan por encima del ámbito local y que, al parecer, tuvieron que intervenir porque, o los gobiernos municipales estaban demasiado ocupados viendo pasar el tiempo, o, simplemente, no se dieron cuenta de que un tráiler con 648 kilos de cocaína circulaba tranquilamente por su territorio. Vamos, hasta los escándalos del narco en Netflix tienen guiones más creíbles.
En Cadereyta, los federales no solo aseguraron el millonario cargamento, sino que demostraron que el crimen organizado ya está aquí, aunque las autoridades locales insistan en cerrar los ojos. Si estos decomisos no prenden las alarmas, entonces tal vez es hora de que la ciudadanía las encienda por su cuenta.
Armas y Municiones en Ezequiel Montes: ¿Incapacidad o Desinterés?
En Ezequiel Montes, la cosa no fue menos grave. Un cateo arrojó la incautación de 10 armas largas, 150 cargadores y cartuchos; todo, en un simple inmueble que, si no fuera por la intervención federal, probablemente seguiría siendo un cómodo refugio para delincuentes. Aquí cabe preguntarse: ¿qué hacen las policías municipales mientras tanto? ¿Están ocupadas en los operativos de tránsito? ¿O acaso creen que el crimen organizado es solo un problema de las series de televisión?
Lo cierto es que las fuerzas federales dejaron claro que la seguridad de la región no puede depender únicamente de las autoridades locales, cuya respuesta es, como mínimo, cuestionable. Eso, por no decir inexistente.
Querétaro Capital: El Punto Ciego
Por si fuera poco, en la capital del estado, otro operativo conjunto resultó en la detención de tres personas y el aseguramiento de droga, dinero en efectivo y un inmueble utilizado como base para actividades criminales. ¿Qué tan ciego puede estar el municipio para no notar que algo tan básico como la seguridad está siendo socavado justo frente a sus narices?
Lo más irónico de todo esto es que Querétaro se vende como una de las entidades más seguras del país. Y aunque esto pudo haber sido cierto en algún momento, la realidad actual pinta un cuadro diferente: el crimen organizado ya está aquí, moviéndose de manera «sigilosa», pero cada vez más descarada.
¿Y Ahora Qué?
Las cifras y los hechos no mienten. La región está siendo invadida por una delincuencia organizada que, hasta ahora, parecía no tener interés en Querétaro. Pero el silencio, la pasividad y, por qué no decirlo, la incompetencia de algunos niveles de gobierno han convertido a este estado en terreno fértil para estas actividades.
Es hora de que las autoridades municipales y estatales despierten del letargo y dejen de actuar como si todo estuviera bajo control. Porque, mientras el gobierno federal tiene que entrar al rescate, el mensaje que se envía es claro: en Querétaro, alguien se está haciendo de la vista gorda o, peor aún, no tiene ni idea de lo que está pasando.
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