Capítulo I

El juego inicial

Era una tarde cualquiera, las 4 chicas se habían juntado para hacer una tarea en equipo y todo transcurría de manera habitual. El trabajo de la escuela no los había llevado más de una hora y tenían tiempo de sobra antes de regresar a sus respectivos hogares. La reunión fue en casa de Juana, quien vivía con su padre a las orillas de Villa Progreso en una casa no muy grande, apenas con 3 cuartos: el de ella, el de su padre y el tercero era salón multiusos: cocina, comedor, recibidor de las ocasionales visitas.

El padre de Juana era un hombre que apenas le daba lo necesario para vivir e ir a la escuela, su afición al alcohol era mucha y casi todos los fines de semana se la pasaba a esa afición entregado. Juana había perdido a su mamá desde muy pequeña pues no aguantó los maltratos de su padre y terminó quitándose la vida, por lo que la niña mucho tiempo estuvo bajo el cuidado de su abuela, sobre todo cuando estaba más pequeña.

Las cuatro jovencitas estaban en el cuarto de Juana, enfrascadas en la tarea que tenían para entregar. Cuando terminaron, la anfitriona les dijo que si se atrevían a preguntarle a los espíritus del más allá algo interesante. Todas voltearon a verse las caras y se rieron casi al unísono, pensaron que Juana les estaba jugando una broma. Al ver que nadie decía nada, la jovencita sacó una caja de debajo de su cama y les mostró una tabla muy extraña con un letrero que decía “Güija”. No sabían de qué se trataba ni para qué servía, así que Juana les explicó:

—Miren, esto se llama “Güija” y es un juego muy antiguo que sirve para comunicarse con los espíritus del otro mundo. Yo la he jugado muchas veces y sí me han contestado.

Las muchachas observaron el pedazo de madera que tenía letras escritas al frente además del título, cada una la recibió en sus manos para examinarla detenidamente. Tras darle un reconocimiento y no ver nada extraordinario en aquel pedazo de madera, finalmente regresó a las manos de Juana, quien vio las caras de incredulidad de sus amigas y les dijo:

—Les explico, esto es como un portal para el más allá, para poder comunicarte con los espíritus del inframundo o los que ya hayan muerto, aunque también puede ser que te comuniques con algún demonio que ande cerca.

—¿De verdad es cierto lo que nos estás diciendo o son puros cuentos? –expresó   Lourdes, quien estaba a punto de soltar una carcajada.

—La verdad a mí me ha funcionado y no tengo por qué decirles mentiras, si creen que las estoy vacilando mejor la guardo, para que no se vayan a burlar de mis cosas –dijo Juana en tono molesto, tomando la güija y regresándola a su caja.

—Mira, no quisimos ofenderte, pero creo que ninguna de nosotras habíamos visto nada de esto –comentó María apresurándose a acercarse a Juana para evitar que guardara el artilugio.

—Yo sí había escuchado de ella, pero hasta donde sé es simplemente un juego inofensivo que aparentemente se mueve con las manos, aunque la verdad nunca lo había visto –dijo Patricia dándose un aire de conocedora.

—Esto no es solo un juego, es algo que, si se toma con mucha seriedad y haces una verdadera invocación, te puede abrir un portal en el que puedes encontrar muchas respuestas a lo que quieras saber del pasado, del presente e incluso del futuro –les seguía explicando Juana–, se deben seguir varios pasos muy importantes para que esto funcione, quizá lo más importante es cómo comenzar la sesión.

—¿Cómo lo sabes? –le preguntó Lourdes, que era la más escéptica.

—Me lo explicó una amiga que está bien metida en esto, pero déjenme les explico y ustedes juzguen si es verdad o no, ¿sale? –dijo Juana; todas asintieron con la cabeza con cara de expectación para que Juana reanudara su relato–. El inicio de la sesión es sumamente importante, de hecho, es lo que condicionará lo que podemos obtener como resultado; lo primero es que tenemos que hacer una limpieza energética, aquí tengo unas velas y un incienso con el que podemos trabajar la sesión –les comentó mientras sacaba también de debajo de su cama el material que anunciaba.

—Cómo ven, ¿quieren que hagamos el experimento? –les preguntó mirando a cada una fijamente a los ojos.

Las chicas se venían indecisas y a la vez entusiasmadas de experimentar algo nuevo, por lo que volvieron a mirarse las unas a las otras esperando a que alguien respondiera la pregunta.

—Yo sí quiero –dijo Lourdes como quien hace una apuesta en el póker y paga por ver el juego de sus adversarios.

Patricia y María se encogieron de hombros y las 2 asintieron temerosas de lo que podría pasar al enfrentar esas cosas que no entendían con claridad.

—La güija tiene múltiples maneras de usarse, una de ellas es, como dijo Patricia, solo como un juego, pero a veces ese juego se puede tornar complicado si un espíritu o incluso un demonio se encuentra cerca de ustedes y quiere hacerles realmente daño –les aseguró Juana imprimiendo en su voz un tono dramático y bajo a la vez, como esperando que no la escucharan en la parte de afuera de su casa.