Cadereyta de Montes, Qro. – La crisis política que enfrenta Cadereyta de Montes tiene nombre y apellido: Gilberto Herrera Ruiz. Diversas voces aseguran que el diputado federal es quien realmente está detrás de la creciente ingobernabilidad en el municipio, influenciando con sus ideas a su cercana colaboradora y actual presidenta municipal.
Herrera, quien acumula varias denuncias legales pendientes, estaría utilizando su cercanía con la alcaldesa para ganar reflectores políticos, en una estrategia que parece enfocada más en su proyección personal que en el bienestar de los ciudadanos. Mientras tanto, su pupila enfrenta una fuerte crisis de credibilidad y liderazgo.
Este jueves la presidenta encabezó una marcha a la capital queretana acompañada por al rededor de 150 personas, entre ellas empleados del DIF Municipal y funcionarios públicos de primer nivel. La manifestación, según sus propias declaraciones, busca presionar para que se levante la huelga que enfrenta su administración. Sin embargo, la movilización ha sido criticada por su escasa participación: con una población superior a los 80 mil habitantes, menos del uno por ciento salió a respaldarla.
Además, se cuestiona el uso de recursos públicos en esta acción, ya que los funcionarios están contratados para resolver los problemas del municipio, no para marchar.
La presidenta, en lugar de presentarse en la Junta de Conciliación y Arbitraje, donde tiene una cita programada para el próximo jueves para abordar el conflicto con el sindicato, optó por una marcha mediática. A esto se suma su polémica petición de 52 millones de pesos, sin que hasta ahora haya explicado con claridad el destino de dichos fondos, cuando el propio sindicato ha declarado estar dispuesto a negociar con solo 12 millones.
La falta de capacidad para negociar, la desconexión con las necesidades de la ciudadanía y la evidente manipulación política por parte de Gilberto Herrera, han llevado a Cadereyta a una situación límite. Y mientras el municipio se tambalea, los ciudadanos observan con descontento cómo sus representantes se pierden en intereses personales, dejando de lado su deber de gobernar con responsabilidad y transparencia.