La visita de Sheinbaum a Cadereyta
Entre la desorganización y la exclusión
Cadereyta de Montes, Qro.- La reciente visita de Claudia Sheinbaum, candidata presidencial, a Cadereyta, se esperaba fuera un momento de unidad y fortaleza para el movimiento de MORENA en la región. Sin embargo, el evento se convirtió en escenario de controversia y muestra palpable de desorganización y discriminación dentro del propio partido, especialmente hacia los aspirantes a la presidencia Municipal de Cadereyta.
Antonio Pérez, Luis Carlos Arellano y Anamaria Hernández, todos aspirantes a representar a MORENA en la próxima contienda municipal, encontraron su acceso al área restringida abruptamente revocado. Esta área, reservada únicamente para Claudia Sheinbaum y sus allegados más cercanos, parecía inicialmente acoger a los mencionados aspirantes, quienes ya se encontraban cómodamente situados entre el selecto grupo. Sin embargo, la exclusión no tardó en manifestarse, dejando a estos candidatos locales en una posición no solo incómoda sino también políticamente comprometedora.
Curiosamente, Santiago Nieto, Gilberto Herrera y Bety Robles fueron los únicos candidatos a los que se les permitió el acceso sin restricciones, marcando una clara línea de favoritismo dentro del partido y dejando en evidencia la discriminación hacia otros aspirantes, no solo de Cadereyta sino también de municipios circundantes. Esta selección arbitraria de quién obtiene visibilidad al lado de figuras nacionales de MORENA resalta una fractura interna que va más allá de la mera desorganización, apuntando hacia una discriminación sistematizada y premeditada.
El evento, que logró congregar a poco más de mil personas del municipio de Cadereyta y áreas aledañas como Colon, Tolimán, Peñamiller, San Joaquín, y otros municipios de la Sierra Gorda, fue una oportunidad perdida para demostrar unidad y cohesión dentro del partido. En lugar de eso, la visita de Sheinbaum se vio opacada por una clara muestra de jerarquización y exclusión, donde los aspirantes locales se vieron relegados y, en algunos casos, literalmente expulsados del círculo de atención.
Esta situación no solo refleja problemas de logística o de mala comunicación interna, sino que también pone de manifiesto un problema mucho más profundo y preocupante dentro de MORENA: la existencia de «círculos internos» y la práctica de favoritismos que pueden socavar los principios de igualdad y democracia que el partido profesa defender. Si bien la presencia de Sheinbaum en el semidesierto generó expectativa y entusiasmo, los hechos ocurridos durante su visita dejan un sabor amargo y plantean interrogantes sobre la verdadera naturaleza de la inclusión y la democracia interna en MORENA.
La exclusión de Pérez, Arellano y Hernández, más allá de ser un simple incidente protocolar, simboliza una brecha creciente entre la dirigencia nacional y las bases locales, una señal de alarma que el partido deberá atender si busca mantenerse como una verdadera opción de cambio frente a sus electores. La política, después de todo, comienza en el terreno local, y son precisamente estos aspirantes y militantes en las bases quienes construyen el camino hacia el éxito electoral. Ignorarlos o subestimar su importancia podría ser el talón de Aquiles de MORENA en futuras contiendas.