«Arroyo Seco: el lugar donde todo llega, menos el progreso»
Arroyo Seco, con sus 727 km² de belleza natural y un presupuesto de $218.8 millones, tiene todo para ser un referente de desarrollo en la Sierra Gorda. Pero, como parece ser la tradición en algunos municipios queretanos, prefiere quedarse en la cómoda esquina de la inercia. Y no está solo ya que otros municipios del estado también han hecho de la indiferencia una forma de gobierno.
Las remesas: Un dinero que llega, pero no transforma
Más de $241.4 millones en remesas llegaron a Arroyo Seco en 2024. Una cifra que no solo supera su presupuesto anual, sino que debería ser suficiente para cambiar la narrativa del municipio. Pero aquí no hay fondos comunitarios, ni programas de inversión productiva, ni siquiera la intención de integrar estas remesas en un plan de desarrollo local.
No es que Tolimán ($253 millones) o Peñamiller ($219 millones) estén haciendo algo mejor, municipios en condiciones similares. Sus remesas también parecen quedar atrapadas en el ciclo de consumo inmediato, sin trascender al ámbito colectivo. La diferencia es que, en Arroyo Seco, el paisaje parece estar tan congelado como las ideas de sus autoridades.
El presupuesto: Poca recaudación, mucha dependencia
Si algo une a estos municipios es su absoluta dependencia de las transferencias federales. Veamos los números de ingresos propios como porcentaje del presupuesto:
- Arroyo Seco: $6.7 millones (3.1% del presupuesto).
- Tolimán: $9.2 millones (3.7% del presupuesto).
- Peñamiller: $7.4 millones (3.4% del presupuesto).
- San Joaquín: $11.5 millones (5.8% del presupuesto).
- Pinal de Amoles: $8.8 millones (3% del presupuesto).
Todos están igual de rezagados en la recaudación, pero eso no parece molestar a nadie. ¿Por qué esforzarse en aumentar los ingresos locales si las transferencias cubren todo? El problema es que esta mentalidad no solo perpetúa la dependencia, sino que condena al municipio a un futuro sin autonomía financiera.
Lo estático no es solo el paisaje
Arroyo Seco comparte una geografía privilegiada con Pinal de Amoles, otro municipio que al menos ha intentado desarrollar el ecoturismo como motor económico. Pero mientras Pinal avanza, aunque lentamente, Arroyo Seco parece estar atrapado en su paisaje. Las montañas y ríos son espectaculares, pero no se administran solos. Y las remesas, aunque generosas, no van a construir caminos ni abrir mercados.
Propuestas que podrían cambiar el juego (si alguien las toma en serio)
- Fondo de Coinversión Familiar:
- Las remesas podrían ser la base para proyectos comunitarios. ¿Qué tal un fondo donde las familias aporten parte de sus ingresos y el municipio complemente para crear negocios locales?
- Ecoturismo y Agroindustria:
- Aprovechar la riqueza natural para desarrollar rutas turísticas y productos agrícolas distintivos. No se necesita inventar nada, solo organizar lo que ya existe.
- Formalización Económica:
- Crear incentivos para que pequeños negocios y productores locales se formalicen, aumentando la base tributaria y promoviendo el desarrollo económico.
- Educación Financiera:
- Enseñar a las familias receptoras de remesas cómo invertir de manera estratégica para que su dinero tenga un impacto duradero.
- Infraestructura Estratégica:
- Usar las transferencias para construir caminos y servicios básicos que realmente impacten la calidad de vida.
Sin visión no hay futuro
Ni Arroyo Seco, ni Tolimán, ni Peñamiller están liderando en el uso estratégico de remesas o en el diseño de políticas que los saquen de la dependencia. Pero Arroyo Seco, con su territorio y su potencial natural, tiene una oportunidad que otros municipios no pueden igualar. El problema no es la falta de recursos; el problema es la falta de visión.
Si las autoridades no despiertan pronto, seguirán administrando paisajes bonitos y remesas pasajeras, mientras el desarrollo sigue siendo solo un sueño.
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