Entre topes, sindicatos y ferias millonarias: el otro lado del poder municipal
Un bote de pintura amarilla, pesado y simbólico, abrió el telón del programa número 65 de La Casa del Jabonoso. Óscar Alcázar Zaragoza, fiel a su estilo de presentador directo y sarcástico, sorprendió a su compañero de mesa, Armando Briones, cumpliendo una promesa que iba más allá del gesto: mostrar que el compromiso ciudadano puede tener más peso que muchas promesas políticas.
Con ese acto, se encendió la mecha de un programa que sería, sin duda, uno de los más intensos del ciclo. Desde los primeros minutos, se dejó claro que esta emisión no tendría concesiones para nadie: ni para el gobierno de Cadereyta, ni para sindicatos pasivos, ni mucho menos para presidentes municipales que ven en las ferias una cortina de humo disfrazada de luces y tambora.
El corazón del conflicto: el sindicato en huelga
La primera media hora fue una disección meticulosa del conflicto que desde hace semanas mantiene en paro a buena parte del aparato municipal de Cadereyta. Óscar, con cifras en mano y fichas coloridas sobre la mesa, construyó una representación visual del presupuesto local, dejando en evidencia una abrumadora desproporción entre el gasto administrativo y la inversión pública.
El dato que estremeció la mesa: 12 funcionarios de alto nivel ganan lo mismo que 71 trabajadores sindicalizados. Briones, entre incrédulo e indignado, asintió: “Aquí hay una injusticia estructural, no una simple diferencia de sueldos”.
Lo más delicado llegó con la denuncia de amenazas y acoso hacia los trabajadores en huelga. Se habló de civiles armados y de un ambiente tenso, generado –según afirmaron– por la propia presidenta municipal a través de “reuniones informativas” que más parecían mítines de desgaste emocional.
Entre topes, toques y topones presupuestales
La segunda parte del programa fue un auténtico curso acelerado de análisis financiero. Zaragoza usó nuevamente fichas y bloques para representar el presupuesto 2025 del municipio. Fue una clase de aritmética cívica: ¿cómo es posible que de 470 millones, 180 se vayan a sueldos, mientras solo 100 se asignan a inversión pública?
El remate fue crudo y sin rodeos: “La presidenta puede resolver la huelga si quiere. Tiene el dinero. Lo que no tiene es voluntad”.
El circo, la feria y el desfalco
Como si fuera poco, se lanzó un dardo directo al municipio de Ezequiel Montes, donde el alcalde planea gastar 24 millones de pesos en una feria que, según se dijo, no presenta ni artistas de primer nivel. En comparación, el presupuesto anual de inversión pública del municipio es de 43 millones.
“¿Una semana de fiesta vale más que todo un año de obra?”, preguntó Briones con ironía.
Los conductores no negaron que una feria puede tener impacto positivo en la economía local, pero coincidieron en que el gasto es excesivo, desproporcionado y sin evidencia clara de su retorno social o económico.
La cereza amarga: desapariciones y demonios políticos
En el tramo final, el programa se oscureció. Se tocó el tema nacional de las fosas clandestinas en Jalisco, las desapariciones y la aparente “limpieza” de pruebas. “Ya no se trata solo de ocultar la verdad, sino de borrarla”, dijo Óscar con tono sombrío.
Y, por supuesto, no podía faltar el nombre de Gilberto Herrera, a quien se le atribuyen maniobras tras bambalinas tanto en el conflicto de Cadereyta como en el uso político de ciertos grupos. “Parece que se pelea más con sus demonios que con sus rivales”, soltó Briones, resumiendo el desgaste del senador morenista.
La conclusión: el poder sin responsabilidad es solo ego
Armando Briones cerró el programa con una reflexión digna de editorial: “Todos los municipios están enfermos del mismo mal: muchos ganan mucho y hacen poco; muchos ganan poco y lo hacen todo. Y el problema es que nadie quiere asumir el costo político de cambiar esa realidad”.
Óscar, siempre más pragmático que poético, remató: “Aquí no falta dinero. Lo que falta es vergüenza y visión de Estado”.