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La Pintura de la Discordia en Cadereyta
Si la administración municipal de Cadereyta tuviera una competencia de ideas brillantes, seguramente seguiría en los últimos lugares, pero si la categoría fuera ocurrencias innecesarias, tendríamos campeona indiscutible. Ahora sí se hizo fuera de la bacinica la presidenta municipal con su más reciente «obra de arte»: pintar las calles con los colores de la bandera LGBTIQ+. No porque la inclusión sea un problema, sino porque en un municipio donde nunca han existido cruces peatonales pintados, de pronto decide llenar de color donde no es necesario, mientras las verdaderas necesidades en materia de señalética siguen en el olvido.
Cadereyta: Cuando las Calles se Pintan por Capricho y No por Necesidad
Primero lo primero: Cadereyta de Montes es una Zona de Monumentos Históricos declarada o en proceso de declaración por el INAH. Y, hasta donde sabemos, esto implica ciertos criterios de conservación. Pero parece que a la alcaldesa le urgía dejar su huella en la historia, aunque fuera con un brochazo de controversia. ¿Qué sigue? ¿Colorear la parroquia de rosa porque le pareció buena idea?
Pero la indignación no viene solo de ahí. Resulta que donde sí se necesita pintura, no la ponen. Hace un mes se hizo un video denunciando el peligro que representan los topes invisibles en las inmediaciones del Colegio de Bachilleres. Adivinen qué pasó… Exacto: nada. Es increíble que donde hay un riesgo real de accidentes, la presidenta municipal prefiera mirar hacia otro lado, pero donde no hay necesidad, se pone creativa.
Memes, Indignación y el Malestar del Clero
Como si no fuera suficiente con la indignación de los ciudadanos, los memes han hecho de las suyas. La alcaldesa se ha convertido en la musa involuntaria de decenas de imágenes que se burlan de su decisión, dejando claro que esta «estrategia» de pintar las calles fue, si acaso, un chiste de mal gusto para la mayoría.
Y si la opinión pública no fuera ya suficiente, resulta que hasta el párroco de la iglesia está molesto con la situación. No sabemos si es por razones estéticas, culturales o simplemente por el hecho de que en lugar de embellecer el municipio, estas ocurrencias solo generan caos y división. Lo que sí es seguro es que la controversia ha salido más cara que la pintura.
¿Prioridades? Brillan por su Ausencia
El problema no es la inclusión ni los colores, sino la falta de criterio. Mientras la carretera sigue sin señalización adecuada, los baches siguen multiplicándose y la seguridad sigue siendo un tema pendiente, la presidenta municipal prefiere gastar recursos en una acción que ni siquiera tiene un propósito funcional.
¿De verdad nadie en su gabinete se atrevió a decirle que hay cosas más urgentes que hacer? ¿O será que ya todos se han rendido ante la lógica del capricho y la improvisación?
El Arte de Gobernar (o al Menos Intentarlo)
Si la presidenta municipal quiere pasar a la historia, que sea por mejorar el municipio, no por pintarrajearlo. Si en lugar de gastar dinero en polémicas innecesarias se enfocara en lo que realmente hace falta, probablemente estaríamos hablando de una gestión con rumbo y visión.
Pero bueno, mientras la gente esquiva topes sin pintar y los automovilistas juegan a la ruleta rusa con las calles sin señalización, al menos podrán hacerlo bajo un arcoíris de ocurrencias municipales.
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