Crisis en Colón y Morena, sin censura | Casa del Jabonoso 74
«En Querétaro el poder se repite como una receta vieja: se mezcla ambición, se condimenta con desinformación, se sirve con nepotismo y se acompaña con agua de cinismo. En la Casa del Jabonoso, el jabón ya no alcanza para limpiar tanta porquería.»
Viernes por la tarde. En una cabina modesta pero cargada de electricidad verbal, el micrófono se enciende y no hay marcha atrás. Óscar Alcázar y Armando Briones, con el colmillo afilado y la lengua sin miedo, arrancan el episodio 74 de La Casa del Jabonoso. El programa no tarda ni 30 segundos en dejar claro que esta no será una tarde de caricias políticas. Aquí se va a sacudir la mugre con palabras y memoria.
El programa comienza, como ya es tradición, entre bromas sobre la edad y encuestas inventadas para romper el hielo. Armando dice sentirse en minoría generacional. Óscar, entre risas, asiente. Pero ese ambiente cómico dura poco. El tono cambia cuando entran en el tema central: el desastre institucional en Ezequiel Montes.
“Cuando el Cabildo Se Rompe, el Pueblo Paga”
Desde el minuto dos, el relato se torna serio. El alcalde Iván Reséndiz se convierte en el blanco del análisis. Según Óscar, el edil ha perdido el rumbo: lejos de tender puentes, ha optado por levantar murallas contra su propio cabildo. Y lo que debería ser un espacio de diálogo político se ha convertido en una trinchera.
Ademas, con la experiencia de quien ha estado del otro lado, afirma sin rodeos: “El regidor no tiene ninguna responsabilidad directa. Puede sentarse tres años a cobrar y listo. El que tiene que construir, consensuar y convencer es el presidente municipal”. Esa frase se convierte en la columna vertebral del primer acto del programa.
Y es que en Ezequiel Montes, según relatan, cinco regidores se le pusieron al brinco al alcalde. Cinco en contra, cinco a favor. Y el presidente tenía voto de calidad. ¿Qué hizo Iván? No lo usó.
La incredulidad de los conductores es evidente. Oscar insiste: “No lo ejerció porque no sabe.” Armando intenta darle el beneficio de la duda, pero luego se rinde: “Lo sabe, pero no lo entiende. O no se atrevió. O simplemente no quiso asumir el costo político.” La pregunta queda colgando en el aire: ¿cómo se lidera un municipio sin ejercer liderazgo?
🧾 “Si No Hay Diálogo, Hay Caos”
La analogía familiar no tarda en llegar. “Un municipio es como una familia,” dice Armando. “Si no hablas con tus hermanos, si te peleas con todos, cuando necesites una firma, nadie te la va a dar.” Y en política, las firmas valen más que las intenciones. Son moneda de cambio, llave de gobernabilidad, seguro de supervivencia.
Así, sin pausa, los conductores revelan el trasfondo de la crisis: el alcalde está solo, sin síndicos que lo respalden, sin regidores que lo respeten, sin brújula que lo oriente. Y lo más grave, sin disposición al diálogo.
Se vuelve a repetir una máxima que aparece constantemente en La Casa del Jabonoso: “La política no es para el que grita más fuerte, sino para el que sabe negociar en silencio.” Pero en Ezequiel Montes, el silencio es ensordecedor y la parálisis institucional es el nuevo orden del día.
🎭 “Morena: El Circo de los Acordeones”
Del ámbito local, el programa salta al nacional. Y si alguien pensaba que se salvaría del ácido jabonoso, se equivoca.
La conversación gira hacia el proceso interno de Morena. Las llamadas “votaciones democráticas” del partido se convierten en el blanco perfecto de la crítica. Óscar lanza la frase con la que incendia el set: “Ya están elegidos. Todo lo demás es espectáculo.”
¿Pruebas? Varias. Desde listas prehechas que circulaban en WhatsApp, hasta los famosos “acordeones” que se reparten para que los votantes solo copien y peguen los nombres. ¿Y qué hace el INE ante esto? Nada. Al contrario, lo declara legal.
Armando revira: “Esto no es democracia. Esto es teatro. Y ni siquiera del bueno.”
Los conductores cuentan anécdotas de elecciones pasadas, de trampas de antaño, de presidentes de casilla que llenaban actas en la cajuela de un coche. Pero lo que más duele, lo que más escandaliza, es que ahora el fraude ya no se esconde. Se institucionaliza.
🎩 “Tequisquiapan: Laboratorio del Engaño”
El caso de Tequisquiapan se menciona como ejemplo. Ahí, aseguran, los famosos acordeones fueron repartidos entre los votantes. ¿El resultado? “Todos votaron igualito. ¡Con la misma tinta, con la misma caligrafía! Parece que la democracia hizo copy-paste.”
El sarcasmo se desborda. Alcázar se mofa: “¿Y para qué pensar si ya hay alguien que pensó por ti? Solo copia.” Briones no se queda atrás: “Democracia de plastilina: flexible, moldeable y desechable.”
La crítica no es gratuita. La falta de criterio ciudadano, dicen, es producto de años de simulación educativa y política. Por eso, cuando llega el día de votar, muchos lo hacen como si jugaran “De tin marín de do pingüé”.
🏛️ “Colón: Nepotismo Sin Vergüenza”
Y cuando uno piensa que ya no puede haber más basura, llega Colón.
Las sesiones de cabildo, transmitidas en vivo por redes sociales, expusieron lo que todos sabían pero nadie decía: todos tienen parientes trabajando en el municipio.
“Tú tienes tres, yo tengo cinco. Yo metí a mi sobrino, tú a tu cuñada. ¡Hasta parece torneo!”, exclama Armando.
Óscar remata: “Esto ya no es nepotismo, es consanguinidad institucional.”
Lo más irónico es que, pese al escándalo, nadie renuncia. Nadie se disculpa. Nadie siente vergüenza. Al contrario, la exposición pública se convierte en un show de “a ver quién metió más familia al gobierno”.
💭 “La Esperanza es lo Último que Gana”
En los minutos finales, los conductores bajan el ritmo. La crítica se convierte en reflexión. Y la burla, en lamento.
“¿Qué nos queda?”, se pregunta Briones. “¿Seguir esperando que algo cambie, que alguien haga las cosas bien?”
Alcázar responde: “Lo único que nos queda es la memoria. Y la voz.”
Porque si algo demuestra este episodio, es que la crítica sigue viva. Aunque los políticos no escuchen. Aunque el sistema parezca inamovible. Aunque las reglas estén hechas para que nada cambie.
La esperanza, concluyen, no es una virtud. Es una trampa.
📌 EPÍLOGO: Una Casa Llena de Eco
Cuando el reloj marca la hora 1:07:03, el programa cierra. Pero lo que se ha dicho, retumba como eco en cada cabildo, cada junta de comité, cada boleta electoral.
La Casa del Jabonoso no ofrece soluciones mágicas. No lanza promesas vacías. Su única arma es la palabra. Su única estrategia, la crítica sin censura.
En un país donde todos se lavan las manos, ellos siguen ensuciándose los dedos para señalar la mugre.
Y por eso este programa, más que un espacio de análisis, es un testimonio histórico. Una bitácora semanal de lo que no debe volver a pasar. Pero que, lamentablemente, sigue pasando.
