La Verdad Detrás del Conflicto Ejidal que Paralizó el Estado | Casa del Jabonoso 68
La tarde caía con lentitud sobre Querétaro, pero la tensión en Colón ya hervía desde temprano. En este episodio número 68 de La Casa del Jabonoso, titulado sin más ni menos que como la jornada que lo marcó: «El Viernes de Dolores», los conductores Óscar Alcázar Zaragoza y Armando Briones nos llevaron por un recorrido mordaz y lleno de datos sobre uno de los conflictos ejidales más tensos del año. Desde el arranque, ambos presentadores comparten el ambiente festivo y la tradición religiosa que caracteriza al día, pero rápidamente dan el giro hacia lo inevitable: el bloqueo carretero por parte de ejidatarios que no han recibido sus pagos comprometidos por el gobierno del estado.
La conversación inicia con un tono casual, recordando anécdotas religiosas, el tráfico habitual y las costumbres del viernes santo en Colón, pero pronto se adentra en un terreno más serio. La carretera ha sido cerrada nuevamente por ejidatarios de Ajuchitlán y El Lindero, inconformes por la falta de cumplimiento a los acuerdos firmados por el gobierno estatal. ¿La cantidad? Más de 200 millones de pesos. ¿Los afectados? Ciudadanos, peregrinos, comerciantes, transportistas y, por supuesto, la imagen institucional.
Óscar y Armando no se guardan nada. El reclamo va directo al corazón de la administración: ¿dónde está la capacidad política del municipio? ¿Por qué no se logró contener una protesta que claramente era previsible?
En una jugada periodística de alto nivel, el equipo realiza una llamada telefónica en vivo con un representante del ejido, quien confirma: los dejaron plantados. La cita era a las 10 de la mañana. Las autoridades estatales no llegaron. Solo un jurídico de CEI se presentó y la indignación fue inmediata. Se tomó la decisión de cerrar la carretera. La voz en el teléfono confirma que apenas cinco minutos antes de la llamada, se había liberado la vía. ¿A cambio de qué? Una nueva cita para el lunes en la Secretaría de Gobierno.
La conversación se transforma en una crítica abierta a la falta de oficio político. Óscar, con experiencia previa como funcionario, explica cómo el diálogo, la negociación y la persuasión son herramientas esenciales que aquí brillaron por su ausencia. Armando complementa con una postura firme: cuando se pierde el diálogo, se pierde el control, y la gente opta por la presión directa.
Más adelante, el programa hace una analogía con otros eventos recientes, como la crisis en Cadereyta o los desaciertos en el manejo de temas judiciales a nivel federal. Todo conectado, todo parte de un mismo tejido: la falta de respuestas, la falta de estado de derecho.
También hay espacio para el humor ácido. Armando recuerda cómo en su época como secretario enfrentó protestas similares, incluso con panaderos y comerciantes furiosos. Pero —a diferencia de ahora—, dice, se sentó a negociar durante 6 horas y se fue con aplausos. El mensaje no puede ser más claro: falta liderazgo.
Casi al cierre, se bromea con una encuesta del público: ¿Dónde están las mejores gorditas, en Colón o en Bernal? Una pregunta trivial, pero cargada de simbolismo: detrás de la risa hay una reflexión sobre el turismo, la economía local y cómo las decisiones políticas afectan hasta lo más cotidiano.
El programa cierra con un resumen contundente: sí, ya se liberó la carretera, pero el problema sigue ahí. El lunes habrá reunión. Y si no se resuelve, las calles volverán a cerrarse. Porque cuando se ignora la palabra dada, el pueblo encuentra su manera de hacerse escuchar.
