«Amealco: Remesas Millonarias, Oportunidades Perdidas»
Amealco se encuentra en una posición privilegiada dentro del estado de Querétaro al recibir más de $1,763 millones en remesas hasta septiembre del 2024, una de las cifras más altas en el estado. Pero hay un problema fundamental: este dinero no pasa por las manos del gobierno municipal, sino que va directamente a las familias. Esto, sin embargo, no exime a las autoridades de responsabilidad. Al contrario, las pone en el foco de un reto estratégico: ¿cómo transformar este flujo económico en una palanca para el desarrollo colectivo?
El mito del dinero como salvación
Muchos podrían pensar que esas cifras estratosféricas de remesas son suficientes para que Amealco prospere. Pero la realidad es otra: las remesas suelen destinarse al consumo inmediato, a mejorar viviendas o pagar deudas. ¿Y el desarrollo productivo? Eso, claramente, no viene incluido. Aquí es donde el municipio ha perdido una oportunidad de oro para convertirse en un facilitador y catalizador de este flujo de dinero.
Mientras otros municipios con menores ingresos, pero con similitudes en extensión territorial como Pinal de Amoles o Tolimán, hacen malabares para impulsar programas con sus escasos recursos, Amealco tiene una oportunidad única: usar su presupuesto público para crear las condiciones necesarias para que las remesas tengan un impacto más profundo y sostenible.
Comparaciones incómodas con Pedro Escobedo y Tequisquiapan
Aunque las remesas no engrosan las arcas municipales, su impacto debería notarse en el dinamismo de la economía local. Pero, ¿cómo se compara Amealco con municipios de presupuesto similar, como Pedro Escobedo y Tequisquiapan?
- Pedro Escobedo ha centrado su estrategia en la agroindustria, creando cadenas de valor que benefician tanto a pequeños productores como a grandes empresas.
- Tequisquiapan, con su enfoque turístico, ha logrado no solo atraer visitantes, sino convertirlos en una fuente constante de ingresos para la comunidad.
¿Y Amealco? Con sus vastos recursos culturales, como las mundialmente famosas muñecas artesanales, y su flujo constante de remesas, debería estar liderando en proyectos de desarrollo local. En cambio, el municipio parece estar contento con mantener las cosas como están, dejando que las oportunidades pasen de largo.
Propuestas para convertir las remesas en desarrollo
Aunque las remesas no son gestionadas por el municipio, este puede desempeñar un papel crucial para maximizar su impacto:
- Fomentar cooperativas familiares: Ayudar a las familias que reciben remesas a organizarlas en proyectos productivos. Por ejemplo, cooperativas agrícolas o de artesanías que conecten a los productores locales con mercados más amplios.
- Programas de educación financiera: Enseñar a las familias a invertir sus remesas en lugar de gastarlas únicamente en consumo. Esto podría incluir talleres sobre ahorro, inversión y emprendimiento.
- Inversiones en infraestructura comunitaria: Usar el presupuesto municipal para complementar las mejoras realizadas con remesas, asegurándose de que las comunidades tengan acceso a servicios básicos y oportunidades de desarrollo.
- Impulso al turismo cultural: Convertir a Amealco en un destino atractivo, como Tequisquiapan, pero con un enfoque en sus tradiciones y su identidad única. Las remesas pueden ser una herramienta para mejorar la infraestructura turística, con el apoyo del municipio.
¿El gigante dormido?
Amealco tiene lo que muchos municipios desearían: flujo constante de dinero externo, un presupuesto considerable y una riqueza cultural que podría ser la envidia de todo el estado. Sin embargo, parece estar atrapado en un ciclo de inercia, incapaz de traducir estas ventajas en un desarrollo visible y sostenible.
Es momento de que las autoridades locales dejen de excusarse y se conviertan en verdaderos líderes del cambio. No se trata de gestionar remesas, sino de crear las condiciones para que el dinero enviado por los migrantes sea una semilla de transformación y no solo una fuente de consumo pasajero.