¿y aún así quiero estar? | Mutaciones 60: Amores paralelos y vínculos reales
En el episodio 60 de Mutaciones, la charla arranca con una pregunta que descoloca al amor tradicional: ¿Qué sucede cuando la persona que amas ya ama a alguien más? Desde el primer segundo, los conductores nos advierten: esto no va de triángulos amorosos convencionales ni de infidelidades secretas. Se trata de vínculos paralelos, relaciones no monógamas y del reto —tan emocional como cultural— de amar en plural. Aquí el amor no se encierra en una caja ni se dibuja con bordes definidos.
Con un tono cálido y un ritmo casi confesional, el programa nos lanza a una conversación sin etiquetas ni juicios. No hay pretensión de tener la verdad absoluta, pero sí el compromiso de sacudir creencias. Porque no es lo mismo ser la amante que ser parte consciente de una red afectiva. Porque no es igual vivir en el secreto que vivir en el acuerdo.
El comienzo: amar desde otro lugar
«¿Qué pasa cuando mi pareja tiene otra pareja y aún así quiero quedarme?», lanza uno de los conductores. A partir de allí, se construye una reflexión profunda sobre los vínculos que se desdoblan y se multiplican. Nada de posesión. Nada de ‘eres mío o de nadie’. Aquí se habla del amor como una posibilidad extendida, como una experiencia no lineal. Un amor que no exige exclusividad, pero sí verdad y respeto.
Las primeras anécdotas ponen los pelos de punta. Relaciones en las que una tercera persona entra por acuerdo, con claridad. Otras donde se construyen segundas casas, se tienen hijos “extraoficiales” y se lleva una doble vida con sorprendente eficacia. Y sí, con consentimiento o sin él, las emociones estallan.
Cuando el amor tiene más de una dirección
Uno de los casos más impactantes que se comparte es el de un hombre que tiene cuatro parejas y aún así mantiene novias. “¿Y cómo le hace?”, se preguntan entre risas. El secreto parece estar en la transparencia… y en una dosis importante de malabarismo emocional. Pero la conversación no se queda en lo anecdótico. Explora con honestidad la carga emocional de quienes aceptan (o toleran) no ser la única persona en la vida de su pareja. El deseo de compartir se enfrenta con el dolor del ego, de la costumbre cultural, de la necesidad de pertenencia.
«¿Realmente quieres estar con alguien que no es sólo tuyo?» —preguntan al público con voz pausada—. «¿Y si la felicidad no estuviera en la exclusividad, sino en la honestidad?»
Lo que se oculta bajo el consentimiento
Los conductores ahondan también en lo más delicado: las relaciones asimétricas. Esas donde una de las partes acepta ser «la otra» por amor, pero en el fondo espera que algún día la relación principal se rompa. ¿Cuántas mujeres —y hombres— han escuchado eso de “ya la voy a dejar”, mientras pasan los años y la promesa se marchita?
La narrativa toca el dolor real de quienes construyen una vida en torno a alguien que nunca llegará del todo. Que solo está a medias. Y la reflexión es brutal: «Si eres ‘la otra’, y lo sabes, ¿por qué te duele tanto serlo?»
Aquí no hay condena moral. Pero sí una invitación a la conciencia.
El humor como catarsis
Entre reflexiones duras, también hay momentos hilarantes. Como cuando se compara la monogamia humana con la de los pingüinos o las hormigas. “El semen de algunos animales sobrevive diez años… ¡y nosotras creyendo que el nuestro se queda en el refri tres días!”, dice Paloma entre carcajadas. La risa abre paso a una verdad biológica: la monogamia no es natural. Es una construcción social. Una elección cultural. No una obligación universal.
Y claro, también aparece el humor de “me veo como gorila, pero con corazón de bonobo”, entre analogías zoológicas y experiencias humanas que nos hacen vernos como parte de un ecosistema afectivo más amplio de lo que creíamos.
¿Hay finales felices?
La gran pregunta que recorre el episodio es si se puede ser feliz en este tipo de relaciones. Y la respuesta es: sí… si hay acuerdo, claridad, madurez emocional. No todos están hechos para los amores paralelos, pero tampoco todos están hechos para el amor cerrado.
Se nos recuerda que muchas veces el problema no es el número de personas involucradas, sino el grado de honestidad con que se vive. El conflicto viene cuando lo que se ofrece no coincide con lo que se espera. Cuando alguien promete exclusividad y da pluralidad. Cuando alguien quiere una pareja, pero se convierte en propiedad.
Epílogo: el derecho a amar sin culpa
Mutaciones 60 no busca convencer. Busca hacer pensar. Se asoma al dolor sin morbo y a la libertad sin bandera. Al final, los conductores lanzan una reflexión que nos persigue después de terminar el video: «No puedes decir que no te gusta la cebolla si nunca la has probado». ¿Qué tanto estamos repitiendo formas de amor que no nos hacen felices sólo porque es lo que aprendimos?
Este episodio es un acto de valentía. No por promover relaciones no monógamas, sino por abrir un espacio para hablar de ellas sin miedo, sin condena y con muchísima humanidad. Porque lo cierto es que muchas personas ya viven así… y otras tantas lo desean en silencio.
🎯 Conclusión:
Mutaciones 60 no da respuestas, pero sí muchas preguntas poderosas. Es un capítulo para quienes están dispuestos a repensar el amor y atreverse a amar con responsabilidad, aunque eso implique romper con todo lo aprendido.
