Estrategias, Errores y Verdades Crudas | Mutaciones 58
Hay programas que rozan lo educativo, otros que son puro desmadre. Pero hay unos raros, pocos, que se convierten en confesionario, en espejo, en abrazo y cachetada a la vez. El episodio 58 de Mutaciones es uno de ellos.
Desde el primer segundo, la voz de Óscar Alcázar te envuelve con esa pregunta que muchos llevamos años haciéndonos: “¿Te ha pasado que ves a alguien y el mundo se detiene?” Y de inmediato sabemos que esto no será un programa más. Porque detrás de cada risa hay una historia. Y detrás de cada historia, hay una herida que aún quiere cerrar.
Paloma Cadena, como siempre, lanza la cuerda y luego el anzuelo. Nos confiesa que este capítulo lo esperaba con ansias. ¿Por qué? Porque se trata de eso que todos callamos pero pensamos: “Me gusta alguien, ¿qué hago?” No, no es un instructivo para seducirla. Es un mapa emocional para no perderse entre los nervios, el rechazo, los impulsos y los silencios.
Con humor y ternura, hablan de sus propias derrotas amorosas. Óscar, como un poeta de barrio, revive su amor platónico de la secundaria. Veinte años rogando con flores, cartas y chocolates… y nada. Paloma, con esa mezcla de sarcasmo y corazón, recuerda a un ser querido que murió a los 70 años esperando a una mujer que nunca lo quiso.
Pero el programa no se queda ahí. Se mete de lleno en los errores más comunes: idealizar, no ver las señales, perseguir un “no” como si fuera un “quizás”, esperar que el amor llegue como rayo divino. También se ríen de los absurdos actuales: la gente que quiere pareja pero no quiere salir, los que ponen filtros imposibles y los que se sienten solteros por vocación, pero que en realidad no se abren a nada.
Paloma hace una afirmación poderosa: “Tienes que saber qué quieres con esa persona. ¿Una relación, un acostón, una amistad? Porque no todo el que te gusta es para estar con él.” Y lo dice con esa claridad que incomoda, pero enseña.
Uno de los momentos más hilarantes es cuando Oscar admite que casi sale con un joven gay que intentó ligarla. “Estuve a nada de decirle: vamos, para que veas que soy bien heterosexual.” Y todos nos reímos, porque detrás de esa broma está la verdad: hay personas que no saben leer las señales, y otras que se niegan a recibirlas.
El episodio cierra con una reflexión simple, pero potente: “Inténtalo. Ve a todas. Date la oportunidad de recibir, de dar, de fracasar y de retirarte.” No se trata solo de ligar. Se trata de vivir, de estar presentes, de dejar de esconderse detrás del miedo al rechazo.
Y así, entre anécdotas, consejos, confesiones y carcajadas, Mutaciones 58 se convierte en un programa indispensable para quienes aún creen que el amor, aunque confuso, todavía vale la pena.