Crónica legislativa, primera parte
Dicen que no hay plazo que no se cumpla, ni hora que no llegue; y a los diputados de la LXI Legislatura local les llegó la hora de la verdad.
La continuación de la sesión de instalación de esta legislatura local, que fue pospuesta por el diputado presidente decano de esta legislatura, Antonio Zapata Guerrero, se iba a realizar después de que él, en una jugada política, intentó ganar tiempo para ver si el grupo parlamentario del PAN podía generar la mayoría que necesitaban para controlar la mesa directiva de esta legislatura.
La cita había sido fijada para este 2 de octubre a las 11 de la mañana en punto en el salón del pleno de este cuerpo legislativo, pero la ansiedad por tomar posiciones de guerra les ganó, y mucho antes de esa hora ya estaban todas las fracciones parlamentarias listas para comenzar la batalla.
En gayola, las sillas estaban repletas, lo mismo por reporteros que por los «colaboradores» y «asesores» de cada uno de los diputados. La expectativa por ver quién ganaría esta batalla era enorme y todos estaban a la espera del resultado.
En los días previos, las presiones eran intensas para buscar las alianzas entre unos y otros bandos para alcanzar el objetivo. Pero no se sabría bien a bien quiénes serían los traidores a la hora de la votación. Los diputados de Morena sentían que las traiciones llegarían a su alianza y eso se escuchaba entre los corrillos políticos en los días previos, pero aún faltaba la batalla final.
Los de Morena llegaban con una fuerza impresionante a esta legislatura gracias a su alianza con el PT y el Partido Verde, alcanzando 14 diputaciones en su cuenta con esta alianza, mientras el PAN y su alianza con el PRI solo alcanzaban un máximo de 10 curules y solo quedaba la diputada del Movimiento Naranja libre en estas alianzas electorales, por eso la sorpresa de que prolongaran la sesión inicial.
Pero para la segunda parte de la sesión ya se habían hecho los cabildeos suficientes y los morenistas aparentemente se sentían perdidos.
A las 10:59 de la mañana, el diputado decano tomó el micrófono para arrancar la sesión, pero para hacer más dramática la espera, Antonio Zapata solicitó a los presentes un minuto de silencio para conmemorar la muerte de los estudiantes del movimiento del 2 de octubre ocurrido en la Ciudad de México en Tlatelolco en 1968, por lo que se procedió al mismo.
Acto seguido, el decano realizó el pase de lista para verificar legalmente que todos los diputados estuvieran presentes en la sala, cosa que quedó asentada. El reloj seguía impávido su movimiento y para las 11:04 de la mañana se declaraba reanudada la sesión.
El punto de la elección de la mesa directiva era el número 6 del orden del día de la instalación de esta legislatura, por lo que Zapata Guerrero procedió a dar lectura y dar salida al mismo. Pidió a los presentes que, si tenían alguna propuesta para la mesa directiva, lo hicieran de su conocimiento, aclarando que esta estaría vigente a partir de este día, hasta el 1 de abril de 2025.
El encargado de lanzar el primer tiro por parte de los panistas fue el diputado Enrique Correa, quien presentó como propuesta para integrar la mesa directiva en este primer periodo a las y los diputados de la siguiente manera:
Presidente: Luis Gerardo Ángeles Herrera del PAN.
Vicepresidenta: Teresita Calzada Rovirosa de Movimiento Ciudadano.
Vicepresidenta suplente: Alejandrina Verónica Galicia Castañón del PAN.
Primera secretaria: María Georgina Guzmán Álvarez del Partido Verde.
Segunda secretaria: Adriana Elisa Meza Argaluza del PRI.
Secretario suplente: Mauricio Cárdenas Palacios del PAN.
Secretaria suplente: Perla Patricia Flores Suárez del Partido Verde.
Los cañones estaban listos y el encargado de hacer el tiro de regreso por parte de los morenistas fue el diputado Arturo Maximiliano García Pérez, quien presentó su contrapropuesta para la integración de la Mesa Directiva de la siguiente manera:
Presidenta: Laura Andrea Tovar Saavedra de Morena.
Vicepresidenta: Claudia Díaz Gayou del PT.
Vicepresidenta suplente: María Blanca Flor Benítez Estrada de Morena.
Primer secretario: Eric Silva Hernández de Morena.
Segunda secretaria: María Georgina Guzmán Álvarez del Partido Verde.
Secretario suplente: Homero Barrera McDonald de Morena.
Secretaria suplente: Sully Yanira Mauricio Sixtos de Morena.
Era evidente que en los dos bandos estaban considerando al Partido Verde, por lo que unos buscaban que se sumaran con ellos y los otros esperaban que no rompieran la alianza pactada desde la elección.
El diputado Maximiliano intentó hacer un posicionamiento después de leer su propuesta, pero el decano le dijo que primero era la propuesta y después esperara su turno para pedir la palabra, si así lo quería hacer, por lo que el diputado aceptó la aclaración y pasó a su lugar.
Nuevamente, los dos diputados pidieron la palabra para defender y argumentar sus propuestas, por lo que primero se le concedió a Enrique Correa el turno para hablar.
En su exposición, pidió que acompañaran esta propuesta, la cual, dijo, estaba integrada principalmente por mujeres capaces y con mucha experiencia, pero sobre todo con la alta sensibilidad de comprender lo que la población en nuestra entidad les demanda.
También se refirió a sus compañeros como hombres capaces, con experiencia en el trabajo legislativo pero también en el servicio público, lo que les daba la posibilidad de la escucha, pero también de la integración de las propuestas de quienes integran ese cuerpo legislativo.
En ese tenor, argumentó que esa propuesta estaba fraguada en el diálogo y el entendimiento, pero al parecer únicamente de las fracciones con las que supuestamente habían logrado el acuerdo, refiriéndose a ellos como la mayoría de quienes integraban ese congreso legislativo. Hasta aquí prácticamente estaban seguros de que habían construido esta mayoría que necesitaban y anhelaban.
Ahora tocaba el turno para los de Morena, por lo que Maximiliano tomó la tribuna y comenzó a “destacar” las diferencias políticas, argumentando que lo que veían en las curules en esta legislatura era lo que quería el pueblo, haciendo ver que de los 15 distritos electorales su alianza había ganado 10 y el PAN solo 5.
Con el ánimo de que los del Partido Verde, fundamentalmente, a quienes ya sabían perdidos, no los abandonaran en esta aventura legislativa, les quiso hacer ver que su alianza electoral también tenía que ser legislativa.
Y les echó en cara que “Morena y sus candidatos hicimos nuestra parte al Partido Verde, por ejemplo, les dimos los votos suficientes no solo para conservar su registro, sino para tener una votación que por lo menos duplicara la elección pasada con la que se les asignó una diputación plurinominal.”
Y fue más allá en su reclamo, cuando les dijo que de los 9 candidatos ganadores de Morena, “aportaron a la causa del Partido Verde 55,077 votos en total de sus 74,890, es decir, el 73 % de los votos que obtuvieron”. Las cifras y el reclamo eran arrolladores, intentando mover sus conciencias y que no intentaran traicionar a quienes realmente los llevaron ahí, permitiendo que tuvieran 2 posiciones en el congreso. Para rematar su discurso, no dejó de darles una pasadita a los panistas diciéndoles: “A los panistas, a sus dirigentes, a sus jefes de facto, les decimos, esto no es un juego de suma cero, donde al ganar nosotros todo, pierden ustedes todo”. El mensaje parecía claro: ustedes aquí no mandan ni ordenan, tienen quienes toman decisiones por ustedes.
A las 11:21 terminaba el discurso y los mensajes estaban claros. La moneda ya estaba en el aire. Como no hubo otro posicionamiento, el decano pidió a la ayudantía de la legislatura que, si ya tenían las boletas de la votación listas, las trajeran, y pidió a los diputados Enrique y Maximiliano que se acercaran a verificarlas y contarlas.
Para las 11:25 comenzaba la explicación de la votación y se procedió a llamar a uno por uno de los diputados para que tomaran la boleta y ejercieran su voto libre y “secreto”. Para esto, acomodaron el atril de la tribuna legislativa a un costado para que así lo hicieran, pero en la parte de arriba estábamos todos los miembros de la prensa viendo claramente el sentido de su voto.
Los primeros diputados pasaron sin percatarse de ese “pequeño” detalle, pero no fue hasta que llegó el turno del diputado Enrique Correa, quien volteó hacia donde estaba quien escribe esta crónica para decirme, de manera muy grosera a mi juicio, que respetara la privacidad de su voto y no le tomara foto, por lo que yo, de manera sarcástica, le contesté que si quería también cerraba los ojos para no ver el sentido de su votación.
Era obvio que el sentido de la votación de morenistas y panistas sería por su propuesta cada quien, por lo que ese acto de majadería con la prensa estaba de más, ya que incluso los del partido guinda, a la hora de votar, enseñaban el voto a sus pares para que vieran que en sus filas no habría traiciones.
La tensión era evidente, sobre todo entre los azules. Había el temor de que no lograran fraguar sus alianzas, y a los morenistas se les veía más confiados a pesar de que los del Verde los habían traicionado. Tenían un as bajo la manga, y los blanquiazules no entendían por dónde podría venir la traición.
El decano veía que en gayola todos estaban atentos al sentido de la votación, y lo que debía ser en secreto se estaba haciendo público y evidente, por lo que pidió que el atril donde estaban votando se moviera más hacia atrás y en un ángulo diferente. Sin embargo, no era suficiente, por lo que solicitó que lo subieran al lugar donde estaba la mesa directiva.
La votación concluyó y por fin llegaba la hora de la verdad. El diputado Zapata pidió nuevamente a los diputados que habían hecho las propuestas que subieran a verificar el conteo de los votos. Subió el diputado Correa, pero Maximiliano cedió el derecho a una de sus compañeras.
Al sacar los votos de la urna, los iban colocando en pequeños montones por propuesta. Los diputados y los de gayola estábamos atentos a contar cómo llegaban uno a uno los votos a cada montón. La tensión crecía y el final ya estaba cerca.
El resultado fue: 12 votos para la primera propuesta y 13 votos para lq segunda. Debo reconocer que pensé que los morenistas harían una algarabía con el triunfo, pero se comportaron a la altura de un triunfador y todos conservaron la calma. Hubo traiciones de ambos bandos: los del Verde evidentemente se habían ido al bando de los azules, pero también los panistas recibieron un duro golpe de quienes menos pensaban que ocurriría una traición. Yo me di cuenta de que esta vino de un movimiento diferente al de Regeneración Nacional.
