Una de las salas del MNA
Los orígenes
Un breve recorrido por el pasado
Una de las salas más interesantes que tiene el Museo Nacional de Antropología, es la dedicada a los orígenes de la raza humana, en la que se muestran tanto el árbol filogenético del género australopithecus como el desarrollo de las distintas especies de seres vivos de esa época.
De acuerdo a la página oficial del museo, cuando éste se inauguró, esta sala recibió el nombre de Introducción a la Antropología, pero en la pasada remodelación se llamó Sala Orígenes.
Este sitio nos dice que de acuerdo con el acervo existente, hay salas que requieren más elementos de explicación que otras. De los orígenes, por ejemplo, teníamos pocas piezas que ilustran los comentarios del guía o del maestro, así que se recurrió a la pintura, al dibujo y al diorama”.
El diorama no es otra cosa que pequeñas figuras de barro o arcilla en las que hay una representación de un momento determinado o una escena en particular.
Esta sala además de sus pinturas, los restos momificados como cráneos u otros huesos nos permiten darnos una idea de las hipótesis planteadas por los investigadores de cómo pudo ser el ambiente en el que vivieron nuestros antepasados más antiguos.
“En esta sala se encuentran murales de José Chávez Morado acerca de Mesoamérica, el de Jorge González Camarena sobre el mestizaje y otro de Iker Larrauri que ilustra el paso del hombre a América desde Asia”.
En la explicación que da el museo de cómo fue construida esta área, nos dice:
“Vale la pena destacar aquí un claro ejemplo del criterio museográfico original: la reproducción de la excavación arqueológica que culminó con el descubrimiento del Hombre de Tepexpan podía haber sido exhibida al mismo nivel que la sala, pero la exploración arqueológica, necesitaba vivirse y verse en su estado original y no al nivel de la sala, sino por debajo del mismo”.
Es por ello que recrean el lugar del hallazgo de manera tangible que nos permite ver cómo es el trabajo arqueológico de los investigadores.
“Esta es una aplicación del concepto museográfico que persigue que el espectador viva las mismas condiciones en que se produjo un hallazgo. Esto es también observable en las Salas de Etnografía. Tratar que el espectador se sienta inmerso en las condiciones mismas en que se produjo el hecho y no conformarse con sólo observar la colección”.
La sala nos permite introducirnos en el ambiente de los hombres y mujeres de las cavernas y sobre todo las dimensiones reales de los animales que existieron en ese entonces.
“Con el propósito de que se demostrara a una escala real la fauna prehistórica, Iker Larrauri pintó un mural gracias al cual se puede tener una impresión de aquellos animales a gran escala”.
Las figuras a menor escala nos muestran el enfrentamiento del hombre de Tepexpan con algunos mamuts en su lucha por la supervivencia”.
“Comparando la escala real representada en el mural con la pequeña figura del diorama, deja de ser un curioso e interesante juguete y adquiere valor didáctico”, nos dicen en la explicación del museo.
“Al observar la gran calidad realista del diorama, hay que recordar que fue realizado hace 40 años (la escultora Carmen Antúnez dirigió el modelado de las figuras)”.
“La realización de éste y los demás dioramas se llevó a cabo ahí mismo, durante el desarrollo de la obra”.
Toda una experiencia cultural e histórica es lo que se muestra en el Museo Nacional de Antropología, por lo que es absolutamente recomendable una visita, en especial a esta sala.