Colón, Qro.- Una de las haciendas más hermosas del municipio de Colón y que a través de los años ha tenido una especial importancia en el desarrollo de la zona media de esta entidad, se encuentra en la delegación de Ajuchitlán.
Hablamos de la Hacienda de Ajuchitlán, que fue una de las principales en la región a principios del siglo XVII, no se tienen datos con seguridad de a quien pertenecía en ese entonces, pero se sabe que en el año de 1650 llegó a este lugar el “Conde de Regla”, Romero de Terreros de origen español, quien adquirió la propiedad que era de beneficio de explotación minera en donde se explotaba la mina que actualmente sigue en uso que es la de San Martín, donde sacaban oro y plata, pero que antes era llamada minas de Ajuchitlán.
Según el cronista municipal, Cristóbal Vega, de esas minas, el mineral extraído en bruto se procesaba en la hacienda, para que el oro y plata se enviara a la Ciudad de Monterrey.
Durante la creación de la hacienda, esta zona era habitada por Chichimecas quienes vivían en chozas teniendo la denominación desde ese entonces de Ajuchitlán, palabra que se deriva de la lengua náhuatl que quiere decir “lugar de flores”.
Posteriormente esta hacienda fue vendida al Capitán Pedro de Solchaga, casado con Jerónima de Arteaga. A esta propiedad se le sumaban otras Haciendas como el Rosario, el Gallo, Santa Rosa, San Martín, Panales, Gudinos, Salitrera y el Potrero. Y otros pequeños ranchos como San Martín, los Benitos, el Carrizal.
Estamos hablando prácticamente de lo que hoy se conoce como el “Plan” en Colón, una amplia extensión territorial que comprende desde más allá de la presa de La Soledad hasta los límites con la zona del aeropuerto aproximadamente.
Posteriormente el Capitán hereda a su hijo legítimo Félix Xavier de Solchaga quien contrae matrimonio con Ana Jarela de las Casas el 15 de marzo de 1732. Posteriormente pasa a manos de Pedro Echeverría que continúa con la explotación de las minas.
En ese tiempo, las pugna entre liberales y conservadores, tienen al país convulso y los asaltos y el bandidaje están a la orden del día, por lo que debido a eso baja en la producción.
Ante esta situación, Pedro Echeverría vende la Hacienda a Pedro Gorozpe, quien radica en la Ciudad de México y se desempeña como Ministro del Gobierno quedando como administrador de la hacienda Cesáreo Barrera quien cambia la actividad minera por la agricultura y ganadería, por lo que se construyen varios pozos para regar las tierras de cultivo.
De acuerdo al cronista de Colón, “Toda la producción de la Hacienda (frutas y ganado) le eran enviadas al señor Gorozpe a la ciudad de México y a su muerte, en el año 1918, se repartió de la manera siguiente: Ajuchitlán, Salitrera y el Potrero para su hija Luz; el Rosario para la Sra. Guadalupe, casada con el Sr. Luis de la Sota; la Sra. Dolores solo heredó una pequeña fracción llamada el Tecolote, pues el Sr. Gorozpe nunca aceptó como yerno al Sr. Amado Guadarrama, pero su cuñada la Señorita Luz, le dio todo el poder sobre su herencia, es decir, Ajuchitlán, Salitrera y el Potrero, el Gallo y Santa Rosa lo heredó don Pedro, San Martín y Gudinos Don Ignacio. En 1937 se filma la película “Adiós Nicanor”.
Su último propietario antes de pasar al gobierno federal, fue el Coronel José Garcia Valseca, quien remodeló la propiedad ya que “el árbol que actualmente está en el jardín pertenecía a los corrales, donde está el comedor con cristal con vista a la huerta, el antecomedor y la cocina era una troje de dos naves y todo el norte donde se encuentran unas recamaritas, eran las caballerizas. Lo que en la actualidad son las recámaras principales, la componían la capilla, la sacristía y pequeñas bodegas”, según relata el propio cronista Cristóbal.
Aun se puede admirar una pequeña piscina en el jardín central, el cual está encabezada por una estatua de una mujer desnuda de bronce, los árboles y plantas están conservados y alrededor un pasillo que corre por toda la construcción principal.
Los herrajes de la propiedad a las afueras conservan la importancia de una casa de gran señorío y se tienen construcciones derruidas alrededor que le dan un toque fantasmagórico a toda la propiedad.
El lago que se encuentra a las afueras es actualmente utilizado por los pobladores como centro de reunión familiar en el que se puede pasear en lancha y hacer pesca recreativa.
Los atractivos turísticos que ofrece el municipio de Colón son muy variados, tan sólo en esta partecita podemos encontrar este atractivo que le dejará un magnífico sabor de boca.